Las actividades competitivas de equipo cada vez son más frecuentes en las empresas. Los errores que les restan efectividad, también.
Las dinámicas de team building o competiciones entre equipos son cada vez más empleadas en el ámbito empresarial para fomentar la sana competitividad y engrasar las relaciones entre profesionales de alto desempeño. Pero también se están haciendo frecuentes algunas prácticas que pueden restarles efectividad. Concretamente reflexionamos sobre dos que podemos considerar errores comunes.
El primero es concebir la dinámica como una vía de escape, una actividad a la que recurrimos en fechas señaladas (Navidad, antes de las vacaciones de verano…) con el espíritu de un día de asueto, ajeno a lo que ocurre en la oficina. Marcando una diferencia entre lo que es el trabajo y lo que es la diversión. Con esta premisa, resulta fácil para los empleados relajarse y pasarlo bien, pero es más difícil ligar los efectos de la sesión al día a día. Se acaba el juego, y se acabó el buen rollo, como cuando termina la comida de Navidad.
Otra práctica que resta eficacia es optar por una de las múltiples propuestas “de serie” que ofrece el mercado del ocio, sin más adaptación. Es muy socorrido y práctico, pero a veces, ni siquiera es tan económico. Desde luego, no lo es si tenemos en cuenta los resultados. Una cosa es escoger una dinámica “precocinada” que convenga al número de participantes y al tiempo disponible, y otra es prepararla ad hoc.
Consejos para una sesión eficaz a la carta
Para organizar una sesión a la carta no se necesita emplear mucho más esfuerzo que el que lleva una búsqueda que cuadre oferta y presupuesto. Pero sí hay que hacer las cosas con cabeza, marcarse un propósito.
Después de muchas sesiones desarrolladas en todo tipo de eventos corporativo, es el mejor consejo que podemos darte: define tus objetivos. Porque una vez que nos preguntemos para qué hacemos esta dinámica y marquemos lo que queremos conseguir y las habilidades que queremos trabajar, todo será más sencillo.
Podemos buscar una temática que vaya bien con ese objetivo, con nuestra cultura empresarial, con la campaña o el proyecto que se va a acometer en la empresa. Entonces la narrativa, la decoración, el diseño de los elementos, el vestuario… todo contribuirá a crear el caldo de cultivo idóneo.
El número de jugadores, el tiempo disponible y el espacio también se tendrán en cuenta desde el inicio de la preparación, porque condicionan la mecánica de la competición. Y es importante conformar los equipos con arreglo al objetivo buscado, por ejemplo, combinando posiciones en el organigrama y roles en el juego.
En definitiva, se trata de que desde la ambientación a la mecánica, pasando por las recompensas, todo tenga una ligazón. Y seguramente, unos efectos demostrables, tanto al terminar la sesión, como en la huella que queda de vuelta al trabajo.
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